domingo, agosto 12, 2012

El problema no es Michael Douglas.

No nos equivoquemos. Esta es una crisis de valores. O de pecados capitales, si le queremos llamar así. Concretamente, de uno: la codicia. Hubo un tiempo en que la bolsa tenía un sentido: aportar capital a las empresas. Y las acciones, un significado: el valor de esa empresa, derivado de sus beneficios y su perspectiva de futuro. Pero eso paso hace tiempo. Luego hubo un tiempo en que ese valor se correspondía mayoritariamente a las emociones de los broker. De su miedo y su confianza. Pero ese tiempo también pasó en parte.

En el día a día de los mercados, domina la especulación pura y dura. Máquinas dedicándose al HFT, el High Frecuency Trading, en el que las transacciones se hacen en microsegundos para ganar milésimas de céntimo de cada vez. Un mundo de algoritmos y conexiones de fibra óptica. Y un mundo donde ya no se juega con las acciones, sino con seguros y derivados financieros. Nada que ver con la economía real, la producción y las ventas. Donde se puede comprar en corto, un acertijo donde se apuesta a que lo que compras baje de valor. El mundo de la fantasía de los codiciosos.

En los años 80, la película Wall Street nos contaba la historia de un codicioso broker que no tenía problemas morales con sus métodos para ganar dinero. Hoy, Gordon Gekko no duraría ni un minuto. Por que el problema no es el personaje interpretado por Michael Douglas. Es el HAL 9000 de 2001: An Space Odissey y sus programadores en la sombra. Quizá Skynet ya esté aquí y no nos hemos enterado.

1 comentario:

EL BLOG DE FERNANDO MOSTACERO dijo...

Totalmente de acuerdo, ellos son los terroristas del siglo XXI, arruinando a los pueblos impunemente, que unidos a todos los que roban y no por ello dejan de ser personajes públicos que no devuelven ni un duro, un gran ejemplo para generaciones proximas.
Cada vez somos menos a trabajar y mas a robar, gracias a los inútiles que gobiernan a tropezones sin saber ni como hacerlo.
Lo tenemos chungo...
Un saludo compi.