lunes, enero 21, 2008

Recesión, crisis, frenazo.

La Bolsa se desploma y todo el mundo se echa las manos a la cabeza. Sin embargo, no creo que sea nada que no fuese esperado. De hecho, lo raro ha sido que el Ibex alcanzase u máximo histórico hace unos meses, cuando todos los indicadores apuntaban a la proximidad de un cambio de ciclo. Ya no se trata sólo de la subida del precio del petróleo. Las estructuras mundiales están cambiando. Los grandes paises emergentes, China e India, tienen cada vez más peso en la economía. Y la tienen en dos ámbitos: por un lado, son dos inmensos mercados que suman los dos quintos de la población mundial; por otro lado, tienen una capacidad industrial que les permite inundar los mercados con mercancía a unos precios irrisorios. Prueba de ello es el nuevo coche de Tata de menos de 2.000 dólares.

Por la parte que le toca a la economía española, si bien es cierto que está mejor que hace cuatro años, le queda un largo camino por recorrer para librarse del lastre de la dependencia de la construcción y la escasa productividad. La construcción va aterrizando, y parece que suavemente (personalmente, creía que iba a ser más brusco), pero el déficit crónico de inversión en I+D, especialmente en el campo privado, dificulta la mejora de la productividad.

Durante los años del desarrollismo, España jugó a ser la fábrica barata de Europa. Hace tiempo que ese papel se ha ido desplazando a paises más pobres y, a medida que la sociedad española mejoraba su estatus, los salarios crecían y la industria más necesitada de mano de obra (y con menos tecnología) se iba. Se fueron los grandes astilleros, derrotados por la competencia coreana, pero sobrevive la construcción naval militar, al amparo de la tecnología avanzada de las F100. Se fue la gran industria textil tradiccional en busca de la mano de obra barata del tercer mundo y China, pero crece Inditex basandose en un negocio distinto, donde la logística y la tecnología le permite abastecer "just in time" a su gran cadena de tiendas.

El siguiente sector al que le toca reconvertirse es al turismo. España ha explotado hasta la saciedad el sol-y-playa. Gracias a eso, ha vivido momentos dulce en la construcción y el sector servicios. Sin embargo, el mercado se ha saturado, el litoral mediterraneo está invadido y ha perdido valor, y la competencia de otros paises más baratos se está llevando al turismo de veraneo. Pero España aun puede ofrecer algo que otros paises no pueden: un excelente sistema sanitario, que es muy atractivo para los jubilados europeos, y que está convirtiendo extensas zonas en el "retirement paradise" del norte de Europa.

¿Crisis? Yo creo que es un momento de reconversión, de cambio de estructuras. No es mal momento para España, con las arcas estatales a rebosar, y con gran parte de las obras de infraestructura encaminadas. Podría ser mejor, desde luego. El sector privado, apoyado desde la Universidad, debería haber hecho sus deberes, especialmente en el campo de la innovación. El peso del sector del ladrillo todavía es muy alto, y da trabajo a gran cantidad de mano de obra no especializada. Pero los cambios llegan cuando tocan y, desde luego, estamos mejor que en el 87 o en el 2001.

sábado, enero 19, 2008

Sharia

Llevo varios días intentando escribir sobre esto. El tiempo no me ha sobrado en estas semanas, así que estoy aprovechando un viaje de trabajo a Canarias para hacerlo.

La cuestión es la manifestación de la cúpula de la Iglesia Católica en defensa de su modelo de familia. Hay mucho que hablar sobre el tema, pero voy a centrarme en dos frentes: el lado cristiano y el lado sociopolítico del tema.

Los que me conocéis sabéis que, a pesar de mi actual agnosticismo militante, he tenido una educación católica (aunque del lado progresista de la Iglesia) y que he estado metido en harina hasta la frontera de los 20 en grupos cristianos, e incluso guardo por algún lado el título de catequista expedido por la Diocesis de Santiago. Tengo, pues, suficiente conocimiento de lo que dice el Evangelio como para discutir de primera mano sobre lo que está o no en los evangelios canónicos. Pues bien, las palabras de Jesus sobre la familia no son, precisamente, de defensa a ultranza del modelo tradicional. Jesus habla de dejar la familia en pro de la comunidad, rechaza a su madre y hermanos en favor de los que le siguen e, incluso, en la cruz, crea una familia sin lazos de sangre y sin figura paterna ("Mujer -María-, aquí tienes a -Juan-, tu hijo...")

De hecho, la misma jerarquía eclesiástica es la primera en rechazar para si mismos el modelo tradicional de familia. No veo, pues, a que viene tanto alboroto por parte de la Iglesia Católica en defensa de la familia, cuando ni Jesus lo promovió ni ellos dan ejemplo.

Más extraño es aún el principal caballo de batalla de su actual lucha: el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Alguien me sabría explicar como el que se amplien los casos en que una relación entre dos personas alcance el estatus de matrimonio perjudica a las familias tradicionales?

Yo tengo una familia tradicional: estoy casado, nunca me he divorciado, tengo dos hijos con mi mujer nacidos dentro del matrimonio, mis padres llevan 40 años casados y mi abuelo falleció hace unos meses, tras 67 años casado con mi abuela. Hace unos meses, al poco de aprobarse la ley, mi amigo Jose Luis, a quien conozco desde la infancia, se casó con Marcos, su pareja desde hace ya unos cuantos años. Con Jose luis me llevo muy bien y, aunque no nos vemos todas las semanas, si considero que tengo una relación estrecha. Pues bien, su matrimonio sólo ha conseguido llenarme de alegría. No voy a dejar a mi mujer por un hombre, ni siquiera por otra mujer. Que ellos dos sean felices juntos, y con los mismos derechos que tenemos Conchi y yo, me parece un avance en la protección a la Familia, con mayúsculas.

Me preocupa la actitud de los Obispos (al menos, de algunos) en este tema. Pero me preocupa mucho más el hecho de que hayan considerado que la ley civil debe de subyugarse a la religiosa, aunque fuese mayoría (que no lo es) los que la apoyasen. En ciertos paises musulmanes, la Ley Islámica, la Sharia, es la base de la ley civil. No permitamos que la ley católica sea la base de la nuestra. Por mucho que griten.