sábado, julio 19, 2008

Crucifijo y poder

Jurar o prometer los cargos públicos ante el crucifijo me parece una contradicción. La muerte de Jesús de Nazaret en la cruz no respondióa la voluntad de Dios, como frecuentemente han predicado las iglesias cristianas, sino que fue la aplicación de una condena impuesta por las autoridades religiosas y políticas por su afilada crítica de la religión, su transgresión sistemática de la ley, su permanente conflicto con el poder político y su práctica liberadora, socialmente revolucionaria, políticamente desestabilizadora del orden establecido, religiosamente subversiva y desacralizadora del poder.

Es necesario preservar el crucifijo, símbolo de un cristianismo liberador y comprometido con los excluidos, de cualquier uso y abuso político, manipulación partidista y legitimación del poder. Me parece un sarcasmo que quien fuera crucificado por blasfemo, heterodoxo y subversivo sirva de legitimación de las actuaciones políticas de quienes van a ejercer el poder. Es una contradicción en toda regla y una desnaturalización de la muerte de Jesús de Nazaret. Los dirigentes eclesiásticos y los creyentes de las diferentes iglesias cristianas deberían ser los primeros en levantar la voz contra el uso y abuso del crucifijo en ceremonias de carácter político y de reclamar su supresión en actos institucionales.

Juan Jose Tamayo en El Pais


Como jesusista agnóstico, no puedo estar más de acuerdo. Se ha arrinconado durante siglos la esencia del mensaje de Jesus de Nazareth, el "Ama a tus enemigos", en favor de la estatalización y asociación al poder de la religión. Creo que no ha habido en la historia mayor enemigo del cristianismo que Constantino, con su institucionalización de la religión de Estado, cambiando unos dioses que se podían controlar por uno único, pero también manipulable a través de la jerarquía (los sumos sacerdotes) controlados por el poder y al servicio de este. El viejo dicho "A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César" cayó en el olvido y se asoció a la religión con el poder. Por parte de la jerarquía se defendió con más énfasis la propiedad privada que el "Si tienes dos túnicas, dale una al que no tiene", y la "guerra justa contra el infiel" que el "Ama a tus enemigos y reza por los que te persiguen".

El poder se ha apropiado de los símbolos revolucionarios de amor y entrega para convertirlos en una farsa de lo que representan. Es hora de que los suelten y regresen a donde deben estar.

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